El efecto piel radiante y luminosa tan conocido internacionalmente como glow o strobing, se ve habitualmente en la mayoría de los desfiles de moda y en las celebrities. La realidad es que las pieles mates murieron en los años 80/90 dando paso a pieles transparentes llenas de luz.
Hoy te vamos a contar cómo lograr ese efecto tan favorecedor, capaz de despertar y rejuvenecer el cutis a cualquier edad.
Prebases
Una manera muy efectiva para lograr un efecto radiante es la utilización de las prebases de maquillaje. Estas, además, nos ayudarán a mantener nuestro maquillaje intacto durante mucho más tiempo. Las prebases son muy importante aunque muchas nos saltamos este paso en nuestra rutina de maquillaje. Las hay de todo tipo: matificantes, que eliminan visualmente los poros, con minerales, las que preparan la tez con silicona, con factor de protección solar, con microcristales…
Para averiguar cuál es ideal para tu piel lo mejor es probar. Sin embargo, si sois muy jóvenes y estáis empezando a maquillaros podéis prescindir de este producto que, de momento, es innecesario si no tenéis muchas imperfecciones.
Iluminadores
Aunque el concepto de iluminar la piel es algo que existe desde hace tiempo, sobre todo en el ámbito cinematográfico, en maquillaje es una categoría relativamente nueva. «Los iluminadores son productos que pueden ser líquidos, sólidos, cremosos, en barra… Están destinados a crear la ilusión de volumen en el rostro porque sobre ellos se refleja la luz con mayor intensidad.
En polvo:
Los iluminadores en polvo son el tipo de iluminador más famoso que existe, el que nunca falta en cualquier tocador. Y es que, probablemente, es el más fácil de utilizar y de aplicar.
Son el mejor tipo de iluminador para pieles grasas, ya que la textura polvo es probablemente la favorita de este tipo de pieles. Sin duda, si tu piel es grasa, puedes utilizar iluminadores en otro tipo de formatos, pero normalmente las pieles grasas huyen de los productos cremosos por miedo a que se desvanezcan con más facilidad o a que provoquen más grasa.
Líquidos:
Los iluminadores líquidos suelen presentarse en un envase parecido a una base de maquillaje, y son el tipo de iluminador más versátil que existe. Su textura líquida los hace útiles para distintas funciones y para conseguir distintos efectos, así que si tienes un iluminador líquido podrás sacarle mucho partido y su glow es flipante.
Normalmente su textura es muy ligera y muy fácil de extender y de difuminar. A las pieles más secas les encantará, ya que les aportará esa luz que les falta de manera natural. Al ser una textura líquida y cremosa les encantará la sensación hidratante que le aporta.
En crema:
Los iluminadores en crema están a medio camino entre el iluminador líquido y el iluminador en polvo, ya que tienen una textura cremosa mucho más compacta y densa que los iluminadores líquidos. Los usos serán por tanto más limitados, pero son muy fáciles de utilizar y ayudan mucho para tener una piel glow.